Técnica japonesa milenaria que emplea una serie de combinaciones de movimientos rápidos, fuertes y rítmicos con masajes intensos y suaves para estimular el riego sanguíneo y linfático, de forma que se fortalecen los músculos faciales.
Presenta una serie de beneficios, puesto que reduce el estrés en el cuerpo, los dolores de cabeza, insomnio y fatiga. Relaja el bruxismo y favorece la flexibilidad y tonificación de los músculos, reduciendo líneas de expresión y arrugas.
Las contraindicaciones se refieren a pacientes con cáncer, problemas cardíacos, pieles muy grasas, con sarpullidos y acneicas.